Nivel 1 – LECCIÓN 08 – EL BAUTISMO EN AGUA

Por Don Krow

Pregunta: “Necesito saber si tengo que ser bautizado para poder irme al cielo. Amo a Dios y fui bautizado cuando tenía siete años de edad. Ahora tengo dieciocho años, pero una persona de una iglesia sin denominación me dijo que nadie puede ser salvo y bautizado siendo tan pequeño. También me dijo que tengo que ser bautizado para irme al cielo, pero mi familia bautista dice que no es necesario. Lo único que quiero es tener la seguridad de que me voy a ir al cielo. Estoy viviendo para Dios tanto como me es posible, pero necesito saber si debo volver a bautizarme ahora que se supone tengo la edad para ser bautizado. Por favor ¿podría ayudarme tan pronto como sea posible? Que Dios lo bendiga y gracias”.

Respuesta: La salvación y el perdón de los pecados vienen sin restricciones, como un regalo por medio de la fe en Jesucristo. Hechos 10:43 declara: “De éste dan testimonio todos los profetas, que todo el que cree en él recibe, por medio de su nombre, el perdón de los pecados” (NVI). La salvación viene por medio de la fe; es decir la confianza y la seguridad puestas en que Jesús y Su sangre derramada te darán una relación correcta con Dios. En Hechos 10:44-48, el Espíritu Santo fue dado a los creyentes (confirmando su salvación) antes de que fueran bautizados.

Aunque esto es verdad, en otras ocasiones pareciera que el perdón de los pecados se dio en el momento del bautismo (Hechos 2:38). Esto es porque el bautismo es una expresión, o un acto, de la fe que se ejercitó cuando la persona se acercó a Jesucristo arrepentida y con fe (Marcos 16:16 dice, “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” RVR 1960). También era una manera de invocar el nombre del Señor para una conciencia limpia (Hechos 22:16 y 1 Pedro 3:21).

Si tú verdaderamente te acercaste a Jesús de todo corazón a la edad de siete años y fuiste bautizado, Dios acepta tu fe de niño. El bautismo sí tiene requisitos. Uno de los requisitos es el arrepentimiento. ¿Tuviste un cambio de actitud y de manera de pensar que resultó en que te alejaras del pecado para acercarte a Jesucristo y para recibir su perdón (Hechos 2:38, 20:21, y 17:30)? ¿Pusiste tu fe en Jesús haciéndolo tu Señor y Salvador (Marcos 16:16, Juan 3:16, y Romanos 10:9-10)? Si no fue así, entonces acércate a Jesucristo ahora, arrepiéntete de tus pecados, acércate a Su gracia para que te perdone, y confirma tu decisión de seguirlo por medio del bautismo en agua.

El bautismo es un acto que expresa la fe personal en Jesucristo. Sin esa fe, ese acto no significa nada. La gente que recibió a Jesucristo como Señor y Salvador estaba dispuesta a expresar esa fe y a confesar a Jesús públicamente de esa manera. La gente que responde “no” al mandato de Jesucristo está mostrando en cierto grado, una fe muerta. La fe está muerta cuando la gente no está dispuesta a expresarla (Santiago 2:18-19). La fe por sí sola salva, pero la fe que salva nunca se presenta sola. Siempre está dispuesta a expresarse a sí misma. El bautismo era una manera de expresar esa fe. El bautismo no es lo que salva; es Jesucristo. El agua no es lo que lava los pecados; es la sangre de Jesús. Pero la fe te aplica la sangre a ti, y en algunas ocasiones esa fe se expresaba cuando la persona era bautizada (Hechos 22:16). La pregunta es: “¿Te has arrepentido? ¿Crees en Él (Jesucristo)?” Si así es, ¿por qué te demoras? — ¡levántate y bautízate!

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