Nivel 2 – LECCIÓN 03 – RENOVAR LA MENTE

Por Don Krow

Hoy quiero que hablemos acerca de renovar la mente. Me gustaría leer dos pasajes. El primero procede de Filipenses 4:8. Dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad”. El apóstol Pablo obviamente nos está diciendo que hay cosas en las que deberíamos pensar. En otras palabras, nosotros podemos escoger nuestros pensamientos. Ahora bien, yo sé que todos tenemos pensamientos que en algunas ocasiones son contrarios a la Palabra de Dios, de acuerdo a Romanos, capítulo 7, versículos 22 y 23. La ley del pecado que se rebela en nosotros ataca nuestras mentes. Pero la Biblia nos dice en Filipenses que no tenemos que ser pasivos y permitirle a nuestros pensamientos que construyan un nido, dice que podemos escoger en qué pensamos. La Biblia también nos dice que como un hombre piensa en su corazón, así es él (Proverbios 23:7). Así que es muy importante aquello en lo que pensamos.

En Romanos 12:1 y 2, la Biblia dice: “Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta (NVI)”. La Biblia dice que podemos ser transformados mediante la renovación de nuestra mente. ¿Sabías que cuando la nave espacial Apolo viajó al espacio, tuvieron que hacer correcciones en la trayectoria cada diez minutos? Se dirigieron a la luna con una trayectoria de zigzag. Y cuando finalmente aterrizaron, (se les había asignado un área de aterrizaje de 310 kilómetros), lo hicieron a unos cuantos metros del límite. Sin embargo, todo el vuelo fue un éxito. Tenemos que establecer una trayectoria y debemos comprometernos totalmente con el Señor Jesucristo siendo nosotros un sacrificio vivo. El problema con el sacrificio vivo es que éste algunas veces quiere bajarse a gatas del altar, por lo tanto tenemos que hacer correcciones en nuestros pensamientos. Tenemos que tener un corazón que diga: “Dios, te quiero a ti y quiero hacer las cosas a tu manera”.

No solamente tenemos que hacer un compromiso total, sino que también, para tener una vida Cristiana victoriosa, es necesario que demos el siguiente paso y que seamos transformados mediante la renovación de nuestras mentes. No podemos pensar como el mundo piensa, si no queremos los resultados del mundo. Como leemos en Filipenses 4:8, nosotros podemos escoger en qué pensar. Todo lo que es verdadero, justo, de buen nombre, en esto pensad. Lo que hacían en el Antiguo Testamento era que tomaban la Palabra de Dios y la ponían en las jambas y en el dintel de la puerta y en sus ropas. Estaba constantemente enfrente de ellos. Dios instruyó que deberían hablar de la Palabra de día y de noche para que cumplieran con cuidado todo lo que está escrito. También deberían decirles todas esas cosas a sus hijos. Lo que pensamos es muy importante. Es muy importante que mantengamos la Palabra de Dios en frente de nosotros todo el tiempo para poder realmente tener una vida de victoria. Lo opuesto a pensar en lo que es verdadero, justo, y de buen nombre es no pensar en las cosas de Dios y las cosas del Espíritu. Romanos 8:6 dice: “Porque la mente puesta en la carne es muerte”, pero la siguiente parte de ese verso dice: “Pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz”. Es vida y paz pensar en las cosas del Espíritu de Dios. Pero si empezamos a pensar en adulterio, en las cosas del mundo, el dinero, la codicia, y etcétera, ¿sabes qué sucederá en nuestras vidas? Como un hombre piensa en su corazón así es él. Empezaremos a hacer esas cosas en nuestras vidas, y eso destruirá nuestras vidas. ¿Te das cuenta?, la verdadera guerra espiritual para el creyente en realidad no es resistir o reprender al diablo todo el tiempo, aunque hay veces que necesitamos hacer eso. Más bien la guerra espiritual tiene que ver con lo que estamos pensando y con las preocupaciones que tenemos.

Date cuenta de esto, la Biblia dice en Isaías 26:3 que Dios guardará en perfecta paz a aquel cuyo pensamiento persevere en Él. Hay veces durante el día en que todos necesitamos hacer ajustes en la trayectoria, como dice Romanos 12. Necesitamos decir: “Dios, esos son pensamientos malos. Necesito cambiar mi actitud y renovar mi mente y empezar a pensar en las cosas que son verdaderas, justas, y de buen nombre”.

Así que si tienes una fortaleza en tu razonamiento, si estás en esclavitud, si te encuentras pensando cosas en las que no deberías estar pensando, necesitas reaccionar inmediatamente. La Biblia dice, que si nos acercamos a Dios, Él se acercará a nosotros. Si resistimos al enemigo, él huirá de nosotros. Ha habido algunas ocasiones en la vida cuando he bajado la guardia y he permitido que surja la depresión. En esas ocasiones, es difícil tomar la Biblia y sentarse y tomar un pasaje y decir: “Dios, esto es lo que Tú dices de mí. Éste es quien Tú dices que yo soy. Tú eres mi fuerza”. ¿Sabías que tu victoria es algo así de simple? Tú debes decir: “Voy a resistir lo que le estoy permitiendo al enemigo que me haga en este momento. Me voy a sentar y voy a abrir la Biblia, y no voy a leer superficialmente algunas palabras, sino que voy a contactar a Dios con la ayuda de esas palabras. Le voy a permitir a mi mente que permanezca en Él. Y, Señor, esto es lo que Tú dices de mí. Tú dices que soy perdonado. Tú dices que estoy limpio. Tú dices que nada puede separarme de Tu amor”. Cuando tú te sientas y piensas en todas las cosas buenas que Dios ha hecho por ti, muy pronto, vas a empezar a olvidarte de esas otras cosas.

Permíteme usar una ilustración. Una vez escuché a un hombre decir: “Ahora bien, te invito a que no pienses en elefantes rosas en los próximos diez minutos”. ¿Sabes qué fue lo que sucedió? Durante los siguientes diez minutos, todo lo que hicimos fue pensar en elefantes rosas. Después él preguntó: “¿De qué color es la Estatua de la Libertad?” Alguien respondió: verde. Y él dijo: “Bien, ¿cuál es el brazo que la Estatua de la Libertad tiene levantado?” Y alguien dijo que era el brazo derecho. Después preguntó: “¿Qué le sucedió a tus pensamientos…

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