Por Andrew Wommack
Hoy quiero compartir acerca de qué hacer cuando parece que tus oraciones no son contestadas, y quiero poner énfasis en el hecho de que “parece” que tus oraciones no son contestadas. La verdad es que Dios siempre, siempre contesta todas las oraciones que se hagan de acuerdo a Su Palabra y con fe. 1 Juan 5:14-15 dice: “Y esta es la confianza que tenemos delante de Él, que si pedimos cualquier cosa conforme a su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hemos hecho”. Ésa es una confianza muy grande. Dios siempre contesta la oración, aunque no siempre parece que fue contestada. Mateo 7:7-8 dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. Estos versículos están diciendo que Dios sí contesta la oración. Sin embargo, todos nosotros podemos recordar alguna vez en nuestras vidas cuando pedimos algo que creíamos que era lo correcto, algo bueno, no era algo egoísta ni algo fuera de la voluntad de Dios, y sin embargo no vimos la respuesta.
La Palabra de Dios dice que pidas, y se te dará; pero nuestra experiencia dice que pedimos, y no se nos dio. ¿Cuál es la verdad? La respuesta podría sorprenderte, pero la verdad es que ambas circunstancias son verdaderas. La mayoría de la gente piensa: “Un momento, la Palabra de Dios dice que Él me dará las peticiones que le haga, y yo no vi que eso sucediera”. Juan 4:24 dice: “Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad”. Dios opera en el ámbito espiritual para contestar nuestras oraciones, pero la fe de nuestra parte es necesaria para la manifestación. La fe es lo que toma las cosas del mundo espiritual y las mueve al mundo físico. Esto es básicamente lo que Hebreos 11:1 dice: “Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. No dice que la fe es la certeza de las cosas que no existen. Sí existen, pero no están en el mundo físico y visible sino en el ámbito espiritual invisible. La fe penetra en el ámbito espiritual y se apropia de esas cosas para traerlas al mundo físico.
Es como una señal de radio. Las estaciones de radio y televisión están transmitiendo continuamente. Tú puedes estar en un cuarto donde no puedes ver ni oír esas señales pero eso no quiere decir que no estén presentes. Tú tienes que prender el radio y sintonizarlo en la frecuencia que quieres escuchar. Entonces la radio toma esas señales de un ámbito que tú no puedes percibir y las transmite a un ámbito en el que puedes escucharlas con tu oído humano. Dios contesta nuestras oraciones de una manera similar: Él da cosas en el ámbito espiritual, y por fe, tú tienes que tomarlas y traerlas al mundo físico. El mundo físico y el mundo espiritual se mueven paralelamente. Dios actúa y contesta tu oración, pero quizá tú nunca veas que se manifiesta en el ámbito físico a menos que permitas que la fe elimine la distancia entre el ámbito espiritual invisible y el mundo físico en que vivimos
Por ejemplo, Daniel, un hombre de Dios, estaba orando y pidiéndole a Dios que le diera una revelación. Voy a resumir la anécdota. El Señor envió al ángel Gabriel, para que se le apareciera a Daniel y que le diera la respuesta a su oración. Daniel 9:22-23 dice: “Me instruyó, habló conmigo y dijo: Daniel, he salido ahora para darte sabiduría y entendimiento. Al principio de tus súplicas se dio la orden, y he venido para explicártela, porque eres muy estimado; pon atención a la orden y entiende la visión”. Ésta es la cuestión: Gabriel dijo que al principio de la oración de Daniel, se dio la orden de parte de Dios para que él llevara la respuesta. Si lees cuánto tiempo se tardó para llevar la respuesta, fueron como tres minutos, una espera de tres minutos entre el momento en que Dios dio la orden y la manifestación física de la misma.
Hacemos muchas suposiciones de que si Dios es verdaderamente Dios y hay algo que sea Su voluntad, eso se da inmediatamente; pero eso no es verdad. En esta ocasión, Dios dio la orden, y se tomó aproximadamente tres minutos para que Gabriel abarcara esa distancia. No puedo explicarlo y en realidad no es importante. El punto que estoy tratando de establecer es que desde el momento en que Dios dio la orden, hubo un lapso de tiempo de aproximadamente tres minutos antes de que se manifestara. Ahora bien, si ése fuera el tiempo máximo que tuviéramos que creer para recibir la respuesta a nuestra oración, es probable que la mayoría de nosotros pudiéramos persistir, pero no siempre sucede así.
En el capítulo 10 de Daniel encontramos al mismo hombre haciendo otra oración, y esta vez transcurrieron tres semanas antes de que llegara la respuesta. Muchas personas al leer esto preguntarían: “¿Por qué Dios contestó una de las oraciones de Daniel en tres minutos y la siguiente en tres semanas?” Daniel 10:11-12 dice: “Y me dijo: Daniel, hombre muy estimado, entiende las palabras que te voy a decir y ponte en pie, porque ahora he sido enviado a ti. Cuando él me dijo estas palabras, me puse en pie temblando. Entonces me dijo: No temas, Daniel, porque desde el primer día en que te propusiste en tu corazón entender y humillarte delante de tu Dios, fueron oídas tus palabras, y a causa de tus palabras he venido”. Esto muestra que Dios le dio la orden al mensajero desde el primer día de la oración de Daniel. Transcurrieron tres semanas para que esa respuesta se manifestara, pero Dios es fiel. Las Escrituras dicen que Él es el mismo ayer, hoy, y por siempre (Hebreos 13:8).
Si tú unes el capítulo 9 con el 10, yo creo que Dios contestó ambas oraciones inmediatamente. Una respuesta se tardó tres minutos y la otra se tardó tres semanas, pero Dios no era la variable. Éste es el punto: Dios sí contesta nuestras oraciones. Él hace cosas, pero hay muchas variables que pueden presentarse durante el tiempo que transcurre entre el momento en que Él contesta las oraciones y el momento en que tú ves que la respuesta se manifiesta. Tú tienes que creer; la fe tiene que tomar lo que ya está en el ámbito espiritual y traer las respuestas al ámbito físico. Por lo tanto, la fe es uno de los ingredientes más importantes.
También, tú puedes ver esto en Daniel 10 versículo 13, “Mas el príncipe del reino de Persia se me opuso por veintiún días, pero he aquí, Miguel, uno de los primeros príncipes, vino en mi ayuda, ya que yo había sido dejado allí con los reyes de Persia”. Esto no está hablando de una persona física sino de un obstáculo demoníaco. Satanás es otra variable en el proceso. Algunas veces Dios contesta nuestras oraciones, pero Satanás las obstaculiza por medio de otras personas. Por ejemplo, si estás teniendo fe en Dios en el área del dinero, Dios no te va a dar dinero personalmente. Él no va a falsificar los billetes de los Estados Unidos de América ni ninguna otra divisa de este mundo. Él no va a fabricar dinero, ni va a hacer que llueva dinero del cielo, ni lo va a poner en tu bolsillo. Lucas 6:38 dice: “Dad, y os será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo”. Dios actuará y contestará tu oración, pero la respuesta va a venir por medio de la gente. Algunas personas están controladas por la codicia, y si están enojadas contigo o lo que estás haciendo las ofende, Satanás puede interponerse para que la manifestación de tu oración no se dé por medio de ellos. Cuando oras, especialmente por recursos económicos, tú tienes que reconocer que es posible que otras personas sean parte de tu milagro de dinero, y que quizá tú tengas que orar por ellas.
Dios es fiel. Él nunca ha dejado de contestar ninguna oración que esté basada en Su Palabra y que se haya orado con fe. Él siempre da, pero quizá tú no veas la manifestación, porque eso depende de otras variables. Es mi deseo que esto te ayude a edificar tu fe y que te ayude a ver que Dios siempre contesta tus oraciones.
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