Por Andrew Wommack
Uno de los pasajes más conocidos de las Escrituras es Juan 3:16. Parece que todo el mundo conoce este versículo desde una edad temprana, sin embargo yo creo que se ha malinterpretado y aplicado equivocadamente. Juan 3:16 dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Tradicionalmente, este versículo se ha usado para enseñar que Jesucristo vino y murió por nuestros pecados para que no nos perdiéramos. Aunque eso es verdad, este versículo está diciendo que el verdadero propósito que Jesucristo tenía al venir a la tierra y morir por nosotros era que pudiéramos tener vida eterna. El problema era que nuestros pecados eran un obstáculo que se interponía entre nosotros y la vida eterna.
Es verdad que Jesucristo murió por nuestros pecados, y es verdad que si creemos en Jesús, no nos perderemos, pero el Evangelio abarca mucho más que eso. El verdadero mensaje del Evangelio es que Dios quiere darte vida eterna. Ahora bien permíteme explicar esto.
La noche anterior a su crucifixión, Jesucristo estuvo orando, y Él dijo esto: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3).
Esto dice que la vida eterna es conocer al Padre, el único Dios verdadero, y conocer a Jesucristo, a quien Él ha enviado. Ésa es la vida eterna. Mucha gente piensa que la vida eterna es vivir para siempre. Pues bien, todo el mundo vive para siempre. Es una idea equivocada pensar que cuando una persona muere deja de existir. El espíritu y el alma regresan a Dios. El cuerpo se descompone en la tumba. La verdad es que, toda persona que ha vivido en la faz de la tierra continuará viviendo en una forma espiritual. Por lo tanto decir que la vida eterna es vivir para siempre no es toda la verdad—todo el mundo vive para siempre. Este versículo deja muy claro que no a todos se les da la vida eterna.
Algunas personas dicen: “La vida eterna es vivir en el cielo para siempre que es lo contrario de vivir en el infierno para siempre”. Pero la vida eterna es lo que Jesucristo dijo en Juan 17:3—conocer a Dios y a Jesucristo. Es algo más que un conocimiento intelectual. La palabra “conocer” se usa a lo largo de las Escrituras para describir la relación más íntima y personal que pudieras tener.
El verdadero propósito de la salvación no es vivir en el cielo, aunque eso será maravilloso. El verdadero propósito de la salvación es tener intimidad—una relación personal con el Señor Dios. Hay multitudes que han clamado a Dios pidiendo el perdón de sus pecados pero que nunca han tenido el objetivo de tener una amistad íntima con Dios.
Si no explicamos el verdadero propósito de la salvación, le estamos haciendo un perjuicio al Evangelio. Cuando presentamos la salvación como algo que trata de cosas espirituales que solamente nos beneficiarán en el futuro, en la eternidad, no le estamos ayudando a la gente. Algunas personas están viviendo en un verdadero infierno aquí en la tierra. Muchos están deprimidos, viviendo en pobreza, batallando con la desavenencia, con el rechazo, el dolor, y el divorcio. La gente está tratando de sobrevivir día a día. Nada más están tratando de evitar que el agua les llegue más arriba del cuello. Al hacer de la salvación algo que solamente trata del futuro, mucha gente aplaza su decisión porque están muy ocupados tratando de sobrevivir el día de hoy.
La verdad es que Jesucristo no solamente vino para influir en nuestro destino eterno de manera que podamos vivir por siempre en el cielo con bendición en vez de vivir con el castigo y la maldición del infierno, sino que Jesucristo también vino para librarnos del presente siglo malo (Gálatas 1:4). Jesucristo vino para darte intimidad y una relación personal con Dios Padre hoy.
Jesucristo vino para que vuelvas a tener una relación cercana, y personal con Él. Jesucristo te ama. Jesucristo quiere conocerte personalmente. Jesucristo quiere darte una calidad de vida que es superior a cualquier cosa que tú pudieras obtener por otros medios.
Jesucristo lo dijo de esta manera en Juan 10:10: “El ladrón [refiriéndose a Satanás] sólo viene para robar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (los corchetes son míos). Dios quiere darte vida eterna. Dios quiere darte una vida abundante, y yo creo que hoy por hoy tú la necesitas—y también que eso es lo que tú quieres. Cristo no solamente murió para perdonar tus pecados, sino también para acercarte a Él. Si tú no conoces al Señor, debes conocerlo con este propósito. Si ya has vuelto a nacer, tienes que avanzar más allá de la fase en la que tus pecados te son perdonados y debes entrar a la vida eterna con el Padre.
LOS HECHOS DE LA VIDA ETERNA
A. El propósito del Evangelio es la vida eterna. (Juan 3:16).
B. La vida eterna es conocer a Dios. (Juan 17:3).
C. Conocer a Dios significa tener una relación íntima. (1 Corintios 6:16-17).
D. La vida eterna está disponible ahora. (1 Juan 5:12).
E. Dios quiere tener una relación personal contigo. (Apocalipsis. 3:20).
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