Nivel 1 – LECCIÓN 14 – EL PODER DE UNA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU SANTO

Por Don Krow

Marcos 16:15-16 es un pasaje que se conoce como la Gran Comisión. Jesucristo les dijo a sus discípulos: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado”. En Hechos 8, versículos 5 y 12, vemos cómo esta encomienda se realizó por medio de la predicación de Felipe en Samaria. “Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo… Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Cristo Jesús, se bautizaban, tanto hombres como mujeres”.

La pregunta es ésta: ¿Esas personas de Samaria se hicieron Cristianos de acuerdo a Marcos 16:15-16? Sí, sí se hicieron. Felipe fue a la ciudad de Samaria, predicó a Jesucristo, y por medio de la fe en Cristo, se bautizaron, tanto hombres como mujeres. De acuerdo a la Gran Comisión, podríamos decir que esas personas fueron salvas, pero, ¿habían recibido el bautismo en el Espíritu Santo?

La Biblia habla de que Juan bautizaba en agua, pero que solamente Jesucristo podía bautizarte con el Espíritu Santo. De acuerdo a las Escrituras, la gente creía, era salva, y bautizada en agua, pero nunca habían recibido el bautismo en el Espíritu Santo. Hechos 8:14-17 dice: “Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan, quienes descendieron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, pues todavía no había descendido sobre ninguno de ellos; sólo habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo”.

Podemos ver con base en estos versículos que el solo hecho de que una persona ha creído, ha sido bautizada, y salva no quiere decir que también recibió el Bautismo en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo había llegado a sus vidas—en Juan 20:22 vemos que el Espíritu Santo regeneró a los discípulos—pero fue en el día de Pentecostés cuando fueron bautizados con el Espíritu Santo y cuando Dios los llenó de poder. Hay una diferencia entre la vivificación del Espíritu Santo en la salvación y el bautismo en el Espíritu Santo cuando éste desciende sobre un individuo. Hay una inmersión en el Espíritu Santo que viene sobre las personas y las llena de poder. Aunque una persona haya sido salva, eso no quiere decir que ha sido bautizada en el Espíritu Santo.

Hechos 19:1-2 dice: “Y aconteció que mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo, habiendo recorrido las regiones superiores, llegó a Éfeso y encontró a algunos discípulos, y les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le respondieron: No, ni siquiera hemos oído si hay un Espíritu Santo”. Pablo preguntó: “¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis?” Ellos contestaron: “Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo”. Pablo preguntó: “¿Si no fueron bautizados en el Espíritu Santo cuando creyeron, en qué pues fueron bautizados?” Ellos contestaron: “Fuimos bautizados en el bautismo de Juan”. Yo creo que Pablo les explicó con más detalle acerca de que Jesucristo es el Cristo, y entonces esos creyentes se identificaron con Jesús por medio del bautismo en agua. En los versículos 6-7 dice: “Y cuando Pablo les impuso las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban en lenguas y profetizaban. Eran en total unos doce hombres”.

Aunque esas personas eran discípulos que creían en el Mesías por venir, no habían sido bautizados en el Espíritu Santo. Una persona puede ser vuelta a nacer y haberse bautizado en agua sin haber sido bautizada en el Espíritu Santo. El bautismo en el Espíritu Santo es una experiencia separada y distinta de la conversión.

Aunque yo puedo bautizar a una persona en agua, no puedo bautizarla en el Espíritu Santo; sólo Jesucristo puede hacer eso. Si tú nunca le has pedido a Jesucristo que te bautice en el Espíritu Santo, ¿por qué no se lo pides ahora? Lucas 11:13 dice: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” ¿Por qué no se lo pides hoy?

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