Nivel 2 – LECCIÓN 14 – EL DINERO (PARTE I)

Por Andrew Wommack

Jesucristo quiere prosperarte en el área del dinero. Esto es algo que es importante para todo el mundo. El dinero es necesario para vivir, para cubrir tus necesidades, y para ser una bendición para otros. Dios no nos dejó solos en esta área ni dijo: “Me intereso por el área espiritual en tu vida, pero no me intereso por el área de los recursos económicos… eso depende de ti”. No, Él te ama en todos los aspectos—espíritu, alma, y cuerpo—y Él ha creado la provisión para ti. La mayoría de la gente reconoce que algún nivel de prosperidad es necesario, pero la religión distorsionada ha tomado básicamente una posición en contra de tener abundancia.

La Palabra de Dios es una enseñanza que está en contra de la avaricia de diferentes maneras, pero también deja muy claro que el dinero es una bendición. En 3 Juan 2, el apóstol Juan dijo: “Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud”. Qué afirmación tan trascendental. Juan dice: “¡Por encima de todas las cosas!” Se refiere a la sanidad, las emociones, las relaciones, y los recursos económicos. El Señor quiere que prosperes y que tengas salud por sobre todas las cosas. Él quiere que prosperes en tu espíritu, alma y cuerpo. Ésa es Su voluntad para ti.

Mucha gente que practica una religión distorsionada dice que Dios quiere que seas pobre, que ser pobre es una virtud, y que cuanto más pobre eres, eres más santo. Yo fui educado con esa manera de pensar, que los predicadores no deberían tener mucho, que un Cristiano es una persona que debe tener escasez. Esto ciertamente no puede ser corroborado con las Escrituras. Abraham fue el hombre más rico de su época, tanto así que unos reyes le pidieron que se fuera porque sus posesiones estaban afectando la riqueza de sus países. Lo mismo era verdad respecto a Isaac y Jacob. José fue un hombre que prosperó y que tuvo superabundancia. David le dio al Señor de su tesoro personal el equivalente a más de dos mil quinientos millones de dólares en oro y plata para la construcción del templo. Salomón, el hijo de David, fue el hombre más rico que vivió sobre la faz de la tierra. Cuando lo ves a la luz de las escrituras, la gente que realmente sirvió a Dios fue bendecida en el área de los recursos económicos.

También hay ejemplos de gente que padeció muchas dificultades y que vivió con escasez. Pablo dijo en Filipenses 4:13 que él todo lo podía en Cristo que lo fortalece y que había aprendido a estar contento en cualquier situación que se encontrara. Él dijo que aprendió a vivir humildemente y a tener abundancia. Hubo ocasiones en las que los siervos de Dios pasaron pobreza y dificultades, pero tú no puedes encontrar en las Escrituras la idea de que mientras seas más pobre, serás más santo. Eso no es verdad, y tú puedes salir a las calles y ver que eso no es cierto. Por lo tanto, sí, aquí hay una verdad que dice que la avaricia está mal. 1 Timoteo 6:10 dice que: “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero…” Algunas personas toman esto y dicen que el dinero es la raíz de todos los males, pero esto dice que el amor al dinero es raíz de todos los males. Hay gente que ama el dinero y no tiene ni un centavo; otros tienen grandes riquezas pero no aman el dinero. Nada más lo ven como un recurso.

Deuteronomio 8:18 muestra el verdadero propósito de la prosperidad en el área del dinero. El Señor les estaba hablando a los Israelitas, que estaban a punto de entrar a la Tierra Prometida en la que iban a disfrutar de riqueza y prosperidad como nunca antes lo habían hecho. Él les dijo: “Mas acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día”. De acuerdo a este pasaje de las Escrituras, el propósito de la prosperidad no es tener una abundancia de cosas para satisfacer tus propios motivos egoístas, sino para que puedas establecer el pacto de Dios aquí en la tierra. Dicho en otras palabras, Dios te bendecirá para que tú seas una bendición. En Génesis 12:2 el Señor le dijo a Abraham: “Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición”. Antes de que puedas ser una bendición para los demás, tú mismo tienes que ser bendecido.

Tú necesitas ciertas cosas y tienes ciertas necesidades que Dios quiere cubrir, pero es algo que está más allá del egoísmo. Él quiere prosperarte para que pueda pasar dinero por medio de ti y que tú puedas ser una bendición. 2 Corintios 9:8 dice: “Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para vosotros, a fin de que teniendo siempre todo lo suficiente en todas las cosas, abundéis para toda buena obra”. Esto explica por qué Dios va a prosperarte—para que puedas abundar para toda buena obra. De hecho esto es como una definición bíblica de la prosperidad. ¿Qué es la prosperidad? ¿Es tener una casa bonita, un carro bonito, buena ropa, y comida en la mesa? De acuerdo a este versículo es tener suficiente para cubrir tus necesidades y para abundar para toda buena obra. Si no puedes dedicarte a las cosas que tú crees que Dios puso en tu corazón, si te gustaría bendecir a alguien pero no puedes, entonces no estás prosperando en el área del dinero como dice este versículo. Dios dice que Él te bendecirá hasta el punto en que todas tus necesidades estén cubiertas, y también puedas abundar para toda buena obra.

La verdadera prosperidad Bíblica no es nada más para cubrir tus necesidades, también es para que puedas bendecir a otras personas. La persona que piensa nada más en sí misma de hecho es egoísta. Si alguien dice: “Estoy usando mi fe para que Dios me dé más”, otras personas podrían pensar que es un avaro o un egoísta, pero en realidad depende del motivo. Si tú le pides más a Dios para que puedas tener una casa más grande o un mejor carro, ésa no es la actitud espiritual correcta. Pero si tú estás ejerciendo tu fe para que Dios te dé más porque quieres ir más allá de ver tus propias necesidades cubiertas y quieres bendecir a otros, ésa es la actitud que Él quiere que tengas. Él quiere que prosperes. Su voluntad es que tú prosperes.

Mateo 6 habla de las cosas que necesitamos y después dice que si buscamos primero el reino de Dios y su justicia, todas estas cosas nos serán añadidas. Conforme tú empieces a poner a Dios en primer lugar, Él proveerá todo lo demás. Todas tus necesidades estarán cubiertas, y tú serás una bendición para los demás. Dios sí quiere que prosperes, pero la verdad es que esto depende de tus motivos y de tus acciones en esta área.

Es mi deseo que esto te haya confrontado y que hoy empieces a creerle a Dios en cuanto a lo mejor que Él tiene para ti, lo cual es que tú prosperes.

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