Nivel 3 – LECCIÓN 02 – EL USO DE LOS DONES PARA MINISTRAR

N3L02

Por Andrew Wommack

Hoy quiero que hablemos de cómo tú puedes llevar el amor de Dios que has recibido para compartirlo con otras personas—cómo puedes ser un ministro eficaz para los demás. 1 Pedro 4:11 dice: “El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios”. La expresión “conforme a las palabras de Dios” hace referencia al Antiguo Testamento cuando existía el Lugar Santísimo y la Palabra de Dios se ponía en el Arca del Pacto. A eso se le llamaba “las palabras de Dios”, así que cuando dice que hables conforme a las palabras de Dios, significa que hables como el portavoz de Dios. Habla como si estuvieras hablando de parte de Dios. El versículo continúa diciendo: “El que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos”. Lo que esto está diciendo es que tienes que servir a la gente, no de acuerdo a tu propia capacidad, sino de acuerdo a la capacidad que Dios da.

Uno de los aspectos trascendentales de la vida Cristiana es que no sólo somos tú o yo los que le hablamos a una persona y compartimos cosas según nuestra capacidad, sino que Dios mismo viene y vive en nuestro interior. Él empieza a hablar y a fluir por medio de nosotros. Podemos estar literalmente poseídos por Dios y tener la capacidad de que el Espíritu de Dios fluya a través de nosotros. Conforme empezamos a compartir con la gente, tenemos que recordar que esto es lo que se conoce como los dones del Espíritu y para eso son. Dios toma a cada individuo del cuerpo de Cristo y le da dones específicos. 1 Corintios 12 dice que el Espíritu Santo nos ha dado diferentes dones de acuerdo a Su voluntad. En los versículos 4-6 dice: “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, [maneras diferentes para trabajar], pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos”, (los corchetes son míos). Dios obra estas cosas en todos nosotros. Como lo dice el versículo 7: “Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común”, o para que aproveche a todos.

Estos versículos dicen que Dios ha puesto una capacidad sobrenatural en cada uno de nosotros. Quizá tú no lo sientes, o no estás consciente de eso, pero ésta es una promesa de la Palabra de Dios. Si has avanzado hasta aquí con las series de la Evangelización para Discípulos, si ya has hecho a Jesucristo tu Señor, si has aprendido a recibir cosas de parte del Señor y a aplicarlas a tu vida, entonces puedo garantizarte que el poder del Espíritu Santo está obrando en tu interior. Tú tienes los milagros de otras personas en tu interior. Dios ha puesto algo que es como la semilla de un milagro para alguien más en tu interior. De ti depende que seas capaz de sacarlo y llevarlo a sus vidas. Las Escrituras dicen que esto nos ha sido dado a cada uno de nosotros por el Espíritu. Nadie se quedó sin recibir. Hay nueve dones del Espíritu que se enumeran en 1 Corintios 12, tales como la palabra de sabiduría, palabra de ciencia (conocimiento, NVI), discernimiento de espíritus, hacer milagros, dones de sanidades, etc. También tenemos los dones enumerados en Romanos 12. Tú tienes que estudiarlos por tu cuenta y ser consciente de que el Espíritu Santo ha puesto dentro de cada uno de nosotros una unción especial—capacidades especiales—para poder ministrarle a la gente. Por ejemplo, no todos van a poder ministrar como yo lo hago. Quizá tú no tengas un don para enseñar, pero todas las personas en el cuerpo de Cristo pueden enseñar compartiendo su fe con otra persona. Hay personas que han sido llamadas específicamente para enseñar, gentes que tienen un llamado a predicar y pastorear iglesias. Otro don mencionado en Romanos 12 dice que hay quienes tienen el don de practicar la hospitalidad. Muchos de ustedes quizá tengan una habilidad o un don y ni siquiera lo saben. Tienes que tener el deseo de poder ser una bendición para alguien más. Quizá tú eres la clase de persona que, al entrar a un lugar, puede con facilidad notar a los que están enfermos. Te inspiran compasión, entiendes la situación que están atravesando, y tienes el deseo de que se sientan a gusto y de ministrarles. ¿Sabías que ése es un don sobrenatural de Dios?

Romanos 12 dice que algunas personas han sido llamadas a tener el don de dar, la capacidad para hacer dinero y dar donativos para apoyar el Evangelio. Ése es su don, su llamado en la vida, y algunos de ustedes han sido llamados precisamente a eso. Algunos de ustedes tienen el don de la exhortación. Otros tienen el don de la administración, que generalmente se conoce en la iglesia como el don de servicio. Hay muchas cosas que se pueden hacer, no solamente en la iglesia, sino también en la vida cotidiana en el trato con la gente. Hay algunos de ustedes que tienen la capacidad de animar a los que están desanimados, algo que yo nunca podré hacer nada más por medio de enseñar la Palabra. Tú tienes una capacidad sobrenatural de acercarte a alguien, de abrazar a esa persona, y bendecirla, y capacitarla. Lo que quiero decir es que tú no tienes que ver esto como algo que solamente es natural, pensando: “Pues bien, es mi personalidad”. Quizá tú te has puesto a ti mismo en la categoría de personas con ese tipo de personalidad, pero ¿sabes qué?, fue una habilidad sobrenatural que Dios puso en ti la que te dio los dones, los talentos, y la manera que tienes para considerar las cosas que hace que te inclines a hacer ciertas cosas.

Cuando le ministras a la gente, la Escritura dice que tú tienes que estar ministrando las cosas que Dios ha puesto en tu interior. Todos tenemos que convertirnos en ministros; puede ser una vocación de tiempo completo, o en nuestros trabajos, o dondequiera que nos encontremos. Si tú le ministras a tus vecinos o a la gente en la tienda, tienes que hacerlo tomando como base la capacidad que Dios da, y no tu capacidad propia. Por lo tanto, te invito a que busques a Dios, que descubras los dones que él ha puesto en tu interior, y que no los menosprecies sólo porque no has sido llamado a uno de los cargos ministeriales que son una vocación. Reconoce que en cada uno de nosotros el Espíritu Santo ha puesto una capacidad sobrenatural, y después minístrale a la gente por medio de los dones que Dios ha puesto en tu interior.

Va a requerir tiempo y práctica. No serás perfecto la primera vez que lo hagas, por lo tanto no tengas miedo de practicar. Si cometes un error, Dios no se va a caer de Su trono, y la gente verá la sinceridad de tu corazón. Tu amor les ministrará aunque algo no te salga a la perfección. Empieza a ministrar para los demás. Reconoce que Dios te ha dotado de talento, y empieza a compartir con la gente la capacidad sobrenatural que Él te ha dado.

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