Nivel 3 – LECCIÓN 03 – LOS MILAGROS GLORIFICAN A DIOS

Por Andrew Wommack

Hemos hablado acerca de vivir en el poder de Dios y de ministrarle a la gente por medio de los dones que Él nos da. Me gustaría compartir algunas cosas acerca de cómo esto realmente glorifica a Dios y cómo es que Él espera que nosotros usemos Su capacidad sobrenatural. Hay tantos versículos al respecto que solamente puedo cubrir unos cuantos. En Mateo 9 hay un ejemplo en el que Jesucristo sanó a un hombre paralítico, y yo voy a tratar eso con más detalle con base en Marcos 2. Mateo 9:8 dice: “Pero cuando las multitudes vieron esto, sintieron temor, y glorificaron a Dios, que había dado tal poder a los hombres”. ¿Sabías que los dones del Espíritu—los milagros—glorifican a Dios, y que ésa es la razón por la que Él nos dio la capacidad para hacer milagros?

Cuando tú empiezas a evangelizar, hay una tendencia natural en la gente a dudar y a empezar a cuestionar: “Pues bien, ¿cómo sé que lo que estás diciendo es verdad?” Una vez escuché a T.L. Osborne, un evangelista famoso que convirtió a cientos de miles de personas al Señor, hablar de su experiencia cuando en un principio él estaba en el campo misionero. Él trató de darle testimonio a la gente, pero la gente no creía lo que él decía. Finalmente, un día Él estaba hablando con un hombre, diciéndole: “Pero la Biblia dice…”, y el hombre le contestó: “¿Cuál es la diferencia entre tu libro negro y cualquier otro libro negro?” Entonces T. L. Osborne pensó: “¿Cómo pueden saber estas personas que la Biblia es verdad? Yo tengo fe en que la Biblia es la Palabra de Dios, pero ¿cómo puedo convencerlos?”

Él dejó el campo misionero derrotado y desanimado, regresó a su casa, y empezó a buscar a Dios. El Señor le dijo que tenía que usar Su capacidad sobrenatural. Los milagros y las señales tienen el propósito de validar la Palabra de Dios, y es eso lo que transformará las vidas de las personas. 1 Pedro 1:23 dice: “Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece”. La Palabra de Dios es lo que transforma la vida de las personas, pero ¿qué haces para que verdaderamente crean que es Dios el que está hablando? Pues bien, ése es el propósito de los milagros. Cuando predicamos y decimos que es la voluntad de Dios que una persona sea sanada, lo demostramos orando por ellos en el nombre de Jesús. Sus ojos ciegos y sus oídos sordos sanan validando que fue Dios. Los milagros no van a cambiar a la gente, pero harán que crean que la palabra que has hablado es la Palabra de Dios.

Un ejemplo de las Escrituras de esto es Marcos 2:1-9, donde hay más detalles respecto al paralítico que fue sanado: Habiendo entrado de nuevo en Capernaúm varios días después, se oyó que estaba en casa. Y se reunieron muchos, tanto que ya no había lugar ni aun a la puerta; y Él les exponía la palabra. Entonces vinieron a traerle un paralítico llevado entre cuatro. Y como no pudieron acercarse a Él a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde Él estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que yacía el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones: ¿Por qué habla éste así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Y al instante Jesús, conociendo en su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decirle: “Levántate, toma tu camilla y anda”? La verdad es que ambas cosas, de acuerdo a una interpretación estrictamente bíblica, son imposibles. Es imposible que un hombre perdone pecados y también es imposible que un hombre sane a otra persona de parálisis. Por lo tanto si Dios podía hacer una, ciertamente también podía hacer la otra.

Jesucristo dijo en los versículos 10-12, “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás hemos visto cosa semejante. Jesucristo lo dejó muy claro cuando dijo: “Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico…)”. Él produjo la sanidad para que la gente supiera que si Él podía hacer cosas en el ámbito físico y ellos podían ver que se manifestaban por Su Palabra, entonces las cosas espirituales como el perdón de los pecados también podían llevarse a cabo. Jesucristo usó los milagros para validar Su Palabra.

Lo mismo está dicho en Hebreos 2:2-3: “Porque si la palabra hablada por medio de ángeles resultó ser inmutable, y toda transgresión y desobediencia recibió una justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, después que fue anunciada primeramente por medio del Señor, nos fue confirmada por los que oyeron”. Dice que Dios confirmó Su Palabra por medio del poder del Espíritu Santo. Relaciona esto con Marcos 16:20: Y ellos salieron y predicaron por todas partes, colaborando el Señor con ellos, y confirmando la palabra por medio de las señales que la seguían. Lo que quiero decir es que Dios quiere que uses Su capacidad sobrenatural y Su poder para ministrarle a la gente. Él usa los milagros que se dan por medio de los dones del Espíritu Santo para confirmarle a la gente que en realidad Él es el que les está hablando. A fin de cuentas, Él quiere que la gente sea liberada en sus corazones; pero a veces el camino para llegar al corazón es por medio de sus cuerpos y sus emociones. Si tú puedes tratar con esas áreas y puedes lograr que la persona sea liberada, entonces la persona se abrirá y permitirá que el Señor toque las otras áreas de su vida y literalmente le encomendarán todo su ser a Dios.

En 1 Corintios 2:1-5, Pablo le escribió a los Corintios, diciéndoles cómo él se dirigió a ellos al principio: “Cuando fui a vosotros, hermanos, proclamándoos el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría, pues nada me propuse saber entre vosotros, excepto a Jesucristo, y éste crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y con temor y mucho temblor. Y ni mi mensaje ni mi predicación fueron con palabras persuasivas de sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no descanse en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios”. Él dejó muy claro que la razón por la que él no fue a ellos solamente con excelencia de palabras sino que fue con demostración del Espíritu y de poder, fue para que su fe estuviera fundada en el poder de Dios y no en la sabiduría de los hombres.

El Cristianismo tiene en sí una lógica hermosa. Una vez que ves la verdad, te preguntas cómo fue que te lo habías perdido y cómo es que no todos lo abrazan. Pero el Cristianismo no es nada más algo que tiene lógica… es una experiencia real con un Dios real. Él está vivo hoy, y quiere manifestarse a Sí mismo con poder exactamente de la misma manera como lo hizo en la Biblia. Hebreos 13:8 dice: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”. Jesucristo vino y Él fue un hombre aprobado por Dios entre nosotros por las señales, las maravillas y los milagros. Hechos 10:38 dice: “Vosotros sabéis cómo Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder, el cual anduvo haciendo bien y sanando a todos los oprimidos por el diablo; porque Dios estaba con Él”. Su palabra fue confirmada, y esos milagros sonaban como una campana para atraer a la gente a Su mensaje. Glorificaban a Dios. Muchos versículos dicen que esos milagros glorificaban a Dios, y si Jesucristo tuvo que usar el poder del Espíritu Santo para ministrar y transformar las vidas de las gentes, ¿cómo podemos creer que podemos hacer algo mejor que lo que Él hizo? Si Jesucristo se apoyó en los milagros para atraer a la gente a Sí mismo para que recibieran Su mensaje, ¿cómo podemos pensar

que hoy podemos convencer al mundo sin el uso del poder sobrenatural de Dios? La verdad es que los milagros glorifican a Dios. Son como una campana que atrae a la gente. Es como si se usara una campana para llamar a la gente a comer—la comida es la que te llenará, pero fue la campana la que llamó tu atención. Sin la campana algunas personas se van a perder de la comida. Sin el poder milagroso de Dios, muchas personas se perderán del hecho de que Dios es real y que Él puede cambiar sus corazones y perdonar sus pecados.

Te invito a que te des cuenta de que Dios quiere fluir y obrar milagros en las vidas de las gentes por medio de nosotros. Algunos de ustedes podrían decir: “Pero eso me intimida. ¿Qué sucederá si oro por una persona y no sana? ¿Cómo sabré que obtendré estos resultados?” Tú tienes que reconocer que no eres tú el que hace los milagros; Dios es el que lo hace. Tú no te atribuyes el mérito si el milagro funciona y la persona es liberada, y no te echas la culpa si no funciona. Tú nada más haces la oración; Dios es el que obra la sanidad, pero Él tiene que fluir por medio de ti. Dios quiere usarte de maneras milagrosas. Tú tienes que adentrarte en la Palabra de Dios, ver cómo funcionó para otras personas, aplicar esas cosas en tu vida, y permitir que el milagroso, y sobrenatural poder de Dios empiece a fluir hoy por medio de ti.

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