Por Don Krow
Un día Joe y yo estábamos platicando con Bill y con Steve a la orilla de un lago. La pregunta surgió: “¿Cómo puede ser responsable ante Dios la gente que nunca ha escuchado nada de Dios ni de Jesucristo?” Yo contesté: “Bill, supongamos que tú fuiste a visitar a Steve a su casa, y cuando llegaste él ya había salido pero su esposa estaba allí. Si tú cometieras adulterio con ella, ¿te sentirías culpable por haber ultrajado a la esposa de tu amigo, aunque tú nunca te hubieras enterado de los Diez Mandamientos ni hubieras leído la Biblia? ¿De dónde proviene esa conciencia acusadora y el sentimiento de culpa?
Como puedes ver, Dios le ha dado a cada persona, por medio de la Ley y de la conciencia, la capacidad de saber qué es lo correcto y de sentirse culpables por sus malas acciones. La Ley y la conciencia son las funciones por medio de las cuales nos juzgamos a nosotros mismos y son las que nos acusan o nos disculpan en cuanto a nuestra conducta (Romanos 2:14-15).
Hasta ese momento Bill me había estado diciendo que él era una buena persona. Él en realidad no creía en la necesidad del Salvador. Abrí la Biblia en Éxodo 20 y empecé a leerle a Bill los Diez Mandamientos. Bill: “¿Ha sido Dios lo más importante en tu vida, y lo has amado siempre más que a cualquier otra cosa en el mundo? Si no es así, entonces tú has quebrantado el primer mandamiento” (Éxodo 20:3). “¿Has exaltado alguna cosa por encima de Dios? Si así es, entonces has quebrantado el segundo mandamiento” (Éxodo 20:4). “¿Alguna vez has profanado el nombre de Jesucristo? Entonces eres culpable de haber quebrantado el tercer mandamiento” (Éxodo 20:7). “¿Siempre has apartado un día a la semana para honrar y alabar a Dios. Si no es así, entonces has quebrantado el cuarto mandamiento” (Éxodo 20:8). “¿Siempre honraste a tu padre y a tu madre en tu juventud? Si no es así, has quebrantado el quinto mandamiento” (Éxodo 20:12). “¿Alguna vez te has encolerizado mucho con alguien? Entonces has quebrantado el sexto mandamiento” (compara Éxodo 20:13 con Mateo 5:21-22). “¿Has mirado a una mujer para codiciarla? Entonces has quebrantado el séptimo mandamiento” (compara Éxodo 20:14 con Mateo 5:27-28). “¿Alguna vez has tomado algo que no te pertenece? Entonces has quebrantado el octavo mandamiento” (Éxodo 20:15). “¿Siempre has dicho la verdad? Si no es así entonces has quebrantado el noveno mandamiento” (Éxodo 20:16). “¿Alguna vez has tenido el deseo de tener algo que le pertenece a otra persona? Si así es, entonces has quebrantado el décimo mandamiento” (Éxodo 20:17). “¿Te das cuenta por qué Jesucristo dijo que Él vino a salvar a los pecadores?” (Marcos 2:16-17).
El problema de pensar que somos lo suficientemente buenos, o de tratar de ser lo suficientemente buenos, es que todos hemos quebrantado los diez mandamientos. Santiago 2:10 dice que cualquiera que guardare toda la Ley, pero ofendiere en un punto, se hace CULPABLE de quebrantar la Ley. El propósito de la Ley nunca fue hacerte justo, sino exponer tu pecado (Romanos 3:19-20).
¡Todos necesitamos un Salvador! La palabra “Salvador” implica la idea de alguien que puede rescatarte del castigo del pecado. Jesucristo rescata a los que están pereciendo para que puedan tener la vida eterna (Mateo 1:21).
Para ser lo suficientemente buenos como para entrar al cielo, debemos tener una justicia que iguale a la de Dios (2 Corintios 5:21). La Buena Nueva del Evangelio no es solamente que Jesucristo perdonará tus pecados, también es que Él nos está ofreciendo—gratuitamente—Su justicia propia como un regalo (Romanos 5:17 “Porque si por la transgresión de uno, por éste reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por medio de uno, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia.”).
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