Nivel 3 – LECCIÓN 15 – CÓMO USAR TU TESTIMONIO

Por Don Krow

Hoy quiero hablar de cómo usar tu testimonio personal. Hechos 5:42 dice: “Y todos los días, en el templo y de casa en casa, no cesaban de enseñar y predicar a Jesús como el Cristo”. Fíjate que los discípulos de la iglesia primitiva se reunían en el templo todos los días, y de casa en casa, y continuaban enseñando y predicando a Jesucristo. Muchas personas creen que hacerlo de casa en casa no es algo natural y que resulta incómodo. Yo quiero compartir con ustedes unas cuantas cosas que hemos aprendido en la práctica saliendo a evangelizar, y viendo que se presentan oportunidades para hacer discípulos, y que la gente se convierte y se acerca a Jesucristo.

No es tan difícil como te lo han dicho, y una de las cosas que he observado en las Escrituras es que el apóstol Pablo usó su testimonio personal tres veces al hablar con un incrédulo. En Hechos 9, 22, y 26, él relató su testimonio, su experiencia, y lo que le había sucedido a él mientras hablaba con los incrédulos. Nos hemos dado cuenta de que una de las mejores maneras de llevar el mensaje de Jesucristo a otras personas es lo que nosotros llamamos “caminatas de oración”. Llegamos a una puerta, tocamos, y anunciamos: “Andamos visitando esta área y orando por la gente. Creemos que Dios escucha y contesta la oración, y quisiéramos saber si tú tienes algún problema en tu familia—de salud u otros problemas—y si te gustaría que oráramos por ti”. Algunas veces dicen: “Pues sí, sí, tengo un problema” y quieren que oremos; otras veces se sienten un poco más incómodos o sienten vergüenza y dicen: “No, en este momento no necesitamos la oración”. Entonces empezamos a relatarles nuestro testimonio personal.

Yo digo: “Veo que tiene hijos. Yo tengo tres. El 14 de Diciembre de 1981, nacieron mis hijas que eran gemelas. La segunda gemela nació muerta”. Las personas contestan: “Oh, cuánto lo siento”. Después yo les digo: “No se sientan mal. Permítanme decirles qué fue lo que sucedió”. Y empiezo a relatar la historia: La gemela que nació en segundo lugar nació en posición podálica, es decir, salieron primero los pies. A ella le faltó el oxígeno por algún tiempo durante el parto. Nació muerta.

La comadrona la levantó, le dio una nalgada (dándole tan fuerte como pudo), le succionó los pulmones por si se hubieran llenado de líquido, hizo todo lo que pudo, y finalmente se dio por vencida. Yo me sentía como cualquier otro papá en esa circunstancia. Acababa de perder a mi hija, y me preguntaba—¿qué voy a hacer? En ese momento, le pregunto a la persona que me está escuchando en la puerta: “Me gustaría preguntarte algo, ¿alguna vez has leído algo de la Biblia?” Contestan: “Bueno, he leído un poquito” o algunas veces dicen: “No, en realidad no la he leído”. Yo le explico: “La razón por la que te pregunté eso, es porque la Biblia dice en Hechos 10:38 que Jesucristo anduvo haciendo el bien, y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él. Nada más te voy a decir qué fue lo que sucedió. Tú puedes aceptarlo o rechazarlo dependiendo de lo que pienses, pero mi bebé estaba muerto, y yo estaba pensando que en unos cuantos días la íbamos a enterrar”. Yo pensé: “Solamente quiero abrazarla”. Cuando me acerqué para levantarla en mis brazos, había una presencia mala sobre ella, que es lo que la Biblia llama un espíritu demoníaco. Me atacó físicamente y me paralizó momentáneamente. Inmediatamente después de que eso sucedió, yo dije: “Espíritu inmundo, en el nombre de Jesucristo, te ordeno que dejes a este bebé, y ordeno que la vida se manifieste en este bebé en el nombre de Jesús”. Esa pequeña bebé, que nunca había respirado, hizo esfuerzos para respirar, respiró una vez, y dejó de respirar. Yo volví a decir: “En el nombre de Jesucristo, a ti espíritu inmundo, te ordeno que dejes a este bebé ahora mismo. ¡Y la vida entró en ella!” Esta vez ella trató de respirar varias veces, respiró, y continuó respirando.

Me dirijo a la persona con la que estoy hablando y le hablo por su nombre y le digo: “Sabes qué, después de un período de tres minutos, una persona sin oxígeno para el cerebro sufre un daño cerebral. Pero mi hija es perfectamente normal en todos los aspectos. Le pusimos por nombre Vita, que en latín significa vida, porque queríamos contar la historia de lo que Dios hizo por ella. Él volvió a darle la vida. Desde ese entonces, he estudiado mucho la Biblia, y esto es lo que he descubierto: Como lo demuestra el espíritu inmundo que atacó a mi hija, hay un reino de las tinieblas, un dominio de Satanás y de su reino, pero también hay un reino del amado Hijo de Dios”.

“Cuando Jesucristo vino a la tierra, Él empezó a llamar a la gente para que abandonaran el reino de las tinieblas y buscaran Su propio reino por medio del arrepentimiento y la fe en Él—recibiendo el perdón de los pecados y cambiando de actitud para seguirlo. Yo no sé qué es lo que tú crees, pero con sinceridad te estoy comentando lo que sucedió en mi familia y en mi vida. Quiero decirte la verdadera razón por la que estamos ante tu puerta. Jesucristo nos dijo que salgamos a hacer discípulos. Yo me doy cuenta de que mucha gente está ocupada y no puede asistir a la iglesia o no quiere. Si tú tienes una duda allí, no puedes levantar la mano y decir, ‘Pastor (o sacerdote), ¿qué significa lo que acaba de decir?’ Por eso es que hemos venido a tu casa”. En diez minutos damos una enseñanza resumida de la Palabra de Dios. Después vamos a las Escrituras y hacemos algunas preguntas para asegurarnos de que todos lo estamos entendiendo. En realidad es un diálogo entre ambas partes. No estamos predicándole a la gente ni diciéndole lo que la Biblia dice, sino más bien estamos tratando de ayudarles a que descubran lo que la Biblia dice haciéndoles algunas preguntas.

“¿Te interesaría?” Podríamos hacer una cita a tu conveniencia, vendríamos a tu casa, platicaríamos contigo y te enseñaríamos una lección. Si no aprendes nada con la primera lección, si no te ayuda en nada, ni te motiva, ni te edifica, nunca más nos volverás a ver. No estamos aquí para molestarte, ni para hacer que te afilies a alguna iglesia o con alguna organización, ni nada como eso. Nada más estamos aquí para decirte lo que Jesucristo hizo personalmente por ti y para ayudarte a que llegues a comprender la Palabra de Dios por ti mismo. Hay muchas cosas en la Biblia que nosotros no conocemos ni entendemos por completo, pero estamos aquí para ofrecerte un estudio abreviado. “¿Te interesaría eso?” Mucha gente ha contestado: “Sí, eso me interesa”, entonces hacemos una cita para ir a sus casas y empezar con las lecciones del discipulado. No nos presentamos en sus casas para hacer lo que yo llamo “evangelismo en horno de microondas”, ni para chantajearlos, y forzarlos a que repitan una oración aunque ni siquiera entiendan lo que están haciendo. Nosotros cubrimos las lecciones del curso de Evangelización para Discípulos y les ayudamos a entender a Cristo y a Él crucificado.

Le comenté a un pastor acerca de nuestras lecciones para discípulos, y él preguntó: “Don, ¿qué sucede después de la primera lección?” Después de la primera lección, la persona entiende qué es lo que debe hacer para responderle a Jesucristo y para recibir la misericordia y el perdón que Él ofrece. No somos vendedores de los que ejercen presión. Ésa no es nuestra táctica; pero por medio de la primera lección, se darán cuenta de lo que deben hacer de corazón. Después él preguntó: “Bueno, y ¿qué sucede después de la lección 15?” Yo contesté: “Después de la lección 15, si una persona permanece con nosotros, para ese entonces ya se habrá arrepentido de sus pecados y se habrá bautizado en agua y en el Espíritu Santo. Estamos viendo que eso es lo que sucede, y no solamente después de la lección 15, incluso después de la lección 6”.

En Mateo 28, Jesucristo dijo que fuéramos a todas las naciones y que hiciéramos discípulos, y durante ese proceso, que los bautizáramos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Por medio del curso de evangelización para discípulos llevamos la revelación de Jesucristo y de Él crucificado al incrédulo. Al llevar esa revelación semana tras semana, desarrollamos una relación personal con la persona, una amistad. Ellos llegan a amarnos y a confiar en nosotros. Les llevamos la Palabra de Dios, pero no los visitamos para darles un sermón. Leemos las Escrituras, hacemos que ellos las lean y hacemos preguntas de tal manera que vean por sí mismos las respuestas en la Palabra de Dios. Una semana tras otra, vemos personas que llegan a un punto en el que están dispuestas a confesar a Cristo porque sí entienden qué significa aceptarlo, seguirlo, y estar comprometidos con Él. Es algo muy diferente a los enfoques que tiene gran parte de la evangelización de hoy.

La manera como salimos a evangelizar a los que están perdidos es principalmente por medio del testimonio personal, y cada uno de nosotros tiene un testimonio personal. Muchas veces escribimos nuestros propios folletos. Yo escribí uno que se llama “La muerte de mi hija”, que en muchas ocasiones lo dejo en las puertas. Otras personas en nuestro equipo de Evangelización para Discípulos tienen folletos como: “Un esclavo liberado”, por Joe Rose, que estuvo esclavizado por el alcohol y las drogas y “La muerte de un drogadicto”, por Rocky Forry, que era una persona que estuvo esclavizada por las drogas desde que tenía 15 años de edad y a quien Jesucristo liberó. Compartimos testimonios con las gentes a las puertas de sus casas.

Algunas personas dicen: “Pero yo no tengo un testimonio impactante. No vi que mi bebé resucitara de entre los muertos después de ocho minutos”. Yo me doy cuenta de que muchas personas no tienen esa clase de testimonios. A lo mejor tú sí tienes un testimonio como el de Andrew Wommack quien contó con el poder de Dios para amparar su vida, y para guardarlo a través de su niñez del pecado, de la inmoralidad, y de la impiedad con la que la mayoría de la gente batalla. Cada uno de nosotros tiene un testimonio, y si tú no crees que el tuyo es verdaderamente impactante, entonces usa el mío. Cuando en un principio nosotros empezamos a formar nuestros equipos de Evangelización para Discípulos y empezamos a ministrarle a la gente, Joe Rose usó mi testimonio. Después de un tiempo, él lo relataba mejor que yo, así que yo nada más decía, “Oye, Joe, platícales lo que me sucedió a mí”.

Si el apóstol Pablo usó su testimonio personal tres veces en el Nuevo Testamento para evangelizar a los perdidos, tú también puedes hacerlo. Hoy tenemos computadoras que tienen toda clase de programas: Word Perfect, Microsoft Word, o cualquiera otro. Es muy fácil hacer un folleto con tu propio testimonio personal. Es mucho más eficaz decir: “Esto no es algo que compré en una librería Cristiana. Es lo que me sucedió a mí y lo estoy compartiendo contigo”.

Me gustaría que te sentaras y que empezaras a escribir tu testimonio personal—lo que te sucedió a ti—acerca de cómo fue que le entregaste tu vida a Jesucristo. Después comparte tu testimonio con alguien como si lo estuvieras compartiendo con alguien a la puerta de su casa.

Si necesitas más información acerca de este tema, visita mi sitio de Internet: www.krowtracts.com y considera la información respecto a “Ideas para compartir tu fe”. Escribe tu propio testimonio personal, practica la manera de presentarlo, y también estudia el tema “Ideas para compartir tu fe”.

Es muy importante que tú lo estudies—y no que nada más lo leas—conforme salgas y evangelices a las naciones, persona por persona. Que Dios te bendiga.

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