Nivel 3 – LECCIÓN 16 – USANDO LOS DONES DE CADA QUIEN PARA HACER DISCÍPULOS

Por Don Krow

Se pueden usar los dones de cada quien para hacer discípulos. Nosotros hemos estado trabajando en este curso de Evangelización para Discípulos por muchos años con un gran éxito, y vemos que las vidas de las personas se transforman al ser vueltos a nacer, bautizados en el Espíritu Santo, y bautizados en agua. Un día yo estaba hablando con un amigo y dije: “Estamos fallando en algunas cosas—nos estamos desatendiendo de ellas”. Él me respondió: “Yo pensaba que todo estaba funcionando muy bien. ¿Qué es lo que estás tratando de decirme?”

Lo que voy a compartir contigo es el método para convertir a una iglesia cerrada—donde la gente nada más se sienta, escucha al pastor, y se regresa a su casa—en una iglesia externa—donde la gente tiene un impacto más allá de las cuatro paredes de la iglesia. Éstas son unas estadísticas reales: el 95 por ciento de los Cristianos nunca han convertido a nadie al Cristianismo y el 90 por ciento de la evangelización está dirigida a los Cristianos. Los edificios de las iglesias son las áreas más evangelizadas en todo el mundo. Evangelizamos los salones de las clases dominicales, y evangelizamos el santuario. La manera como evangelizamos nuestros edificios, podría hacerte pensar que la iglesia necesita convertirse.

No fue hasta el tercer siglo, bajo Constantino, que se crearon los edificios para las iglesias. Desde ese entonces, en lo que se refiere a convertir a los perdidos, la iglesia se ha recluido y se ha escondido dentro de las paredes de las iglesias. Queremos hablar de evangelizar más allá de esas paredes para transformar una iglesia interna en una iglesia externa. Las estadísticas muestran que solamente hay un 0.5 por ciento (menos del uno por ciento) de programas que evangelizan más allá de las cuatro paredes de nuestros edificios. Eso muestra que hoy por hoy ninguna de las denominaciones más prominentes en los Estados Unidos tiene un plan para que realmente se evangelice a los perdidos. Evangelizar y convertir en discípulos a la gente que está fuera de nuestros edificios eclesiásticos es una parte del Cristianismo que debe volver a descubrirse.

Por medio de la Reforma, Martín Lutero puso la revelación de la justificación por medio de la fe a la consideración de la iglesia. En el siglo XIX, la evangelización masiva vino por medio de John Wesley. Pero pareciera que la instrucción de los discípulos de persona a persona y la evangelización no se han vuelto a descubrir desde la época de los apóstoles. Tú podrías objetar: “No sé cómo hacerlo”. Por medio de este programa, nosotros sin lugar a dudas te mostraremos cómo—es muy fácil. Te mostraremos qué fácil es trabajar con la gente y conocer gente en la puerta de sus casas cuando usas tu testimonio. Esto es en lo que me quiero concentrar ahora. Ésta es la buena nueva.

¿Te gustaría hacer solamente lo que quieres hacer, y no lo que otra persona quiere que tú hagas (que tú realmente no quieres hacer), sino lo que tú quieres hacer? De eso estamos hablando. Cuando le muestro a la gente cómo funciona la evangelización para discípulos, y les digo: “Miren, esto es lo que queremos decir; estamos transformando las vidas de las personas. Están siendo salvos, vueltos a nacer, llenos del Espíritu Santo, y bautizados en agua”. La gente dice: “¡Eso está muy bien!” Pero si digo: “Ahora bien, ¿cuántos de ustedes quieren salir a evangelizar conmigo?”. Entre ustedes quizá habría unas tres entre doscientas personas que estuvieran dispuestas, porque los demás tienen temor o no saben cómo hacerlo. O bien, si yo dijera: “Ahora bien, no es difícil. No te preocupes; no tienes nada que temer. Nosotros vamos a salir y a conseguir los estudios Bíblicos y a elaborar unas lecciones para discípulos para ti”. ¿A cuántos de ustedes les gustaría enseñar? Entonces habría más—unos diez o doce—que dirían: “Sí, yo sí quiero enseñar”. Pero no más.

Lo que queremos hacer es mostrarte cómo cada don que existe en el cuerpo de Cristo puede ser utilizado para convertir a los perdidos, para amarlos e instruirlos. Requerirá de todos los dones, y esos dones se encuentran solamente en el cuerpo de Cristo, la iglesia local. Algunos de ustedes dicen: “A mí me gusta orar por el bautismo en el Espíritu Santo, la sanidad, y cosas como ésas”. Muy bien, hay una etapa en nuestro curso de evangelización cuando podríamos pedirte que vengas únicamente con ese propósito. Otras personas dirían: “Yo no me siento cómodo con eso”. Pero ¿podrías hornear un pie? ¿Puedes mandar una carta? ¿Puedes hacer una llamada por teléfono? ¿Puedes pintar una cerca? ¿Puedes cuidar el bebé de una madre soltera a la que le estemos ministrando y apoyarla durante una hora para que ella pueda salir de su casa? ¿Puedes hacer cosas prácticas? ¿Y en cuanto a la intercesión? Algunos de ustedes han sido llamados para interceder, para orar. Te mostraremos cuál es la gente a la que le estamos ministrando, te daremos sus nombres, y tú podrías estar orando e intercediendo, por tu cuenta o con un grupo, por esas personas y por los grupos de Evangelización para Discípulos que salen todas las semanas.

Hay oportunidades para que cada uno evangelice a otros, para hacer discípulos. Nosotros tenemos un programa en el que cada don puede ser usado. Estamos formando equipos de un maestro y un asistente de maestro que salen a ministrar en calidad de discípulos. Más adelante dos personas del ministerio de servicio pueden apoyarlos haciendo cosas prácticas, como proveer alimentos, hornear un pastel, o hacer llamadas por teléfono para ver cómo van las cosas. También tenemos gente que está intercediendo por nosotros y por la gente a la que le estamos ministrando.

¿Sabes qué es lo que estamos viendo? Estamos viendo que Dios transforma las vidas de las gentes porque se les da el cuidado que les daría un pastor y se les protege, porque se les está demostrando Su amor. Y ¿sabes quién está haciendo la obra del ministerio? Se está llevando a cabo por aquellos que se supone son los que deben llevarla a cabo—la gente. Efesios 4:11 dice que el apóstol, el profeta, el evangelista, el pastor, y el maestro son para perfeccionar a los santos, para que ellos puedan hacer la obra del ministerio. La iglesia está haciendo la obra del ministerio, no solamente la persona que está al frente, a la que llamamos “el pastor o la pastora”. Cuando el pastor instruye y prepara a la iglesia para hacer obras de servicio y ellos salen y las hacen, eso es el verdadero éxito.

Permíteme ilustrarlo. Si le declaráramos la guerra a otra nación y nuestro presidente dijera: “Hemos perdido muchos hombres en la guerra, por lo tanto he decidido deshacerme del ejército y nada más mandar a los generales a pelear”. El resto del mundo se reiría de nosotros, y en realidad eso es lo que está sucediendo. El diablo se está riendo de nosotros porque hemos enviado a los generales, a los cinco cargos principales del ministerio (el apóstol, el profeta, el evangelista, el pastor, y el maestro), para que lo hagan todo. “Dejen que ellos lo hagan—les estamos pagando para que lo hagan”. Hemos fracasado en cuanto a formar un ejército. Dios quiere formar un ejército, y cada uno de nuestros dones puede utilizarse en la Evangelización para Discípulos.

Queremos ayudar a crear un ejército, que cuente con poderosas armas para instruir a los discípulos—no solamente aquí en nuestra ciudad—y que evangelice por todo el mundo. Esto puede lograrse por medio de las herramientas que hemos desarrollado, las lecciones para el discipulado y todas las estrategias que Dios nos ha dado.

Que Dios te bendiga conforme todos se unen para usar sus dones para ministrarle a los perdidos, a los nuevos conversos, y para observar el mandamiento de Jesucristo que nos ordena salir a hacer discípulos de todas las naciones.

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